13 En efecto, cuando el rey fue a Persia con un ejército que parecía invencible, fueron descuartizados en el templo de la diosa Nanea, engañados por los sacerdotes de la diosa.
14 Pues fingiendo celebrar matrimonio con la diosa, el rey Antíoco, acompañado de sus amigos, fue a ese lugar para tomar, como regalo de bodas, las enormes riquezas del templo.
15 Los sacerdotes de Nanea las expusieron, y el rey Antíoco se presentó con algunas pocas personas en el interior del templo. Cuando estuvo dentro, los sacerdotes cerraron las puertas.
16 Entonces abrieron una ventana secreta que había en el techo, y a pedradas mataron al rey y a sus amigos. Luego les cortaron la cabeza, los brazos y las piernas, y los echaron a los que estaban fuera.
17 ¡Bendito sea siempre nuestro Dios, que entregó a los impíos a la muerte!
18 »Como estamos para celebrar la purificación del templo el día veinticinco del mes de Quisleu, hemos juzgado conveniente escribirles, para recomendarles que también ustedes celebren la fiesta de las Enramadas, en honor del fuego que apareció cuando Nehemías, después de reconstruir el templo y el altar, ofreció sacrificios.
19 Pues cuando nuestros antepasados fueron llevados a Persia, los piadosos sacerdotes que había entonces tomaron el fuego del altar y lo escondieron en una cisterna sin agua; allí lo guardaron tan bien que nadie conoció el lugar.