21 Informado Timoteo del avance de Judas, envió primeramente las mujeres y los niños y todo el equipaje hacia un lugar llamado Carnáin, sitio muy seguro y de difícil acceso, pues todos los pasos eran muy estrechos.
22 Apenas apareció la primera compañía de Judas, el miedo y el terror se apoderaron de los enemigos, porque Dios, que todo lo ve, se les manifestó. Se dieron a la fuga en todas direcciones, de tal manera que con frecuencia se herían unos a otros y se atravesaban con sus propias espadas.
23 Judas los persiguió con la mayor energía, y pasó a cuchillo y aniquiló a treinta mil de aquellos criminales.
24 El mismo Timoteo cayó en manos de los soldados de Dositeo y Sosípatro; pero con mucha astucia les pidió que lo dejaran libre, pues tenía como rehenes a los padres y hermanos de muchos de ellos, a los cuales no se les tendría ninguna consideración.
25 Por fin, tras largos discursos en que les prometió que devolvería sanos y salvos a aquellos judíos, Timoteo los convenció, y ellos lo dejaron en libertad a fin de salvar la vida de sus parientes.
26 Judas se dirigió luego a Carnáin y al templo de la diosa Atargatis, y degolló a veinticinco mil hombres.
27 Después de esta victoria y de la matanza que hizo, marchó contra Efrón, ciudad fortificada, donde vivían Lisias y gente de diversas naciones. Jóvenes fuertes, colocados delante de las murallas, las defendían con valor, y dentro había abundante provisión de máquinas de guerra y proyectiles.