44 Cuando el rey fue a Tiro, tres hombres enviados por el consejo de ancianos de los judíos acusaron a Menelao ante el rey.
45 Menelao, viéndose ya perdido, ofreció mucho dinero a Tolomeo, hijo de Dorimeno, para que convenciera al rey en su favor.
46 Así pues, Tolomeo, llevando al rey a una galería con el pretexto de refrescarse, lo hizo cambiar de opinión.
47 De esta manera, el rey absolvió de las acusaciones a Menelao, autor de todos estos males, y condenó a muerte a los pobres acusadores, a quienes aun los salvajes hubieran declarado inocentes.
48 Ellos, que habían querido defender la ciudad, y a sus habitantes y los objetos de culto, sufrieron sin más el injusto castigo.
49 Por esta razón, algunos habitantes de Tiro, disgustados por tanta maldad, costearon con generosidad los gastos de sus funerales.
50 Menelao, gracias a la codicia de los poderosos, permaneció en su cargo, y fue de mal en peor, llegando a ser el mayor enemigo de sus conciudadanos.