12 Recomiendo a los que lean este libro que no se desconcierten por causa de estas desgracias, sino que consideren que aquellos castigos eran para corregir a nuestro pueblo y no para destruirlo.
13 Pues es señal de gran bondad de Dios no condescender con los pecadores, sino castigarlos pronto;
14 para castigar a las otras naciones, el Señor aguarda con paciencia a que llenen la medida de sus pecados, pero a nosotros
15 nos castiga antes de que lleguemos al extremo de los nuestros.
16 Pues él no aparta de nosotros su misericordia, y aunque nos corrige con calamidades, no nos abandona.
17 Baste ahora con haber recordado estas cosas; y hecha esta breve interrupción, sigamos el relato.
18 A Eleazar, uno de los principales maestros de la ley, hombre de avanzada edad y de presencia noble, se le quería obligar, abriéndole la boca, a comer carne de cerdo.