14 para castigar a las otras naciones, el Señor aguarda con paciencia a que llenen la medida de sus pecados, pero a nosotros
15 nos castiga antes de que lleguemos al extremo de los nuestros.
16 Pues él no aparta de nosotros su misericordia, y aunque nos corrige con calamidades, no nos abandona.
17 Baste ahora con haber recordado estas cosas; y hecha esta breve interrupción, sigamos el relato.
18 A Eleazar, uno de los principales maestros de la ley, hombre de avanzada edad y de presencia noble, se le quería obligar, abriéndole la boca, a comer carne de cerdo.
19 Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida sin honor, voluntariamente se dirigió al lugar del suplicio
20 después de haber escupido la carne. Se portó como deben portarse los que firmemente rechazan lo que no está permitido comer, ni aun por amor a la vida.