20 después de haber escupido la carne. Se portó como deben portarse los que firmemente rechazan lo que no está permitido comer, ni aun por amor a la vida.
21 Los que presidían esta comida prohibida por la ley, y que de tiempo atrás conocían a este hombre, tomándolo aparte le aconsejaron que se hiciera traer carne preparada por él, la cual estuviera permitida, y que fingiera comer de la carne ofrecida en sacrificio, como lo había ordenado el rey.
22 Así evitaría la muerte, y ellos, por su antigua amistad con él, lo tratarían con bondad.
23 Pero Eleazar, tomando una decisión honrosa y digna de su edad, de su venerable ancianidad y de sus cabellos blancos, que eran señal de sus trabajos y de su distinción, una decisión digna de su conducta intachable desde la niñez, y especialmente digna de la santa ley establecida por Dios, respondió en consecuencia: «Quítenme la vida de una vez.
24 A mi edad no es digno fingir; no quiero que muchos de los jóvenes vayan a creer que yo, Eleazar, a los noventa años, abracé una religión extranjera,
25 y que, a causa de mi hipocresía y por una corta y breve vida, ellos caigan por mi culpa en el error. Con esto atraería sobre mi ancianidad la infamia y la deshonra.
26 Además, aunque ahora evitara el castigo de los hombres, ni vivo ni muerto podría escapar de las manos del Todopoderoso.