6 Caía de improviso sobre ciudades y aldeas, y las incendiaba; tomaba posiciones estratégicas y ponía en fuga a no pocos de sus enemigos,
7 aprovechando la noche para sus ataques. La fama de su valentía se extendió por todas partes.
8 Al ver Filipo que poco a poco Judas Macabeo iba haciendo grandes progresos, y que sus éxitos eran más y más frecuentes, escribió a Tolomeo, jefe militar de Celesiria y Fenicia, para que viniera en ayuda de los intereses del rey.
9 Tolomeo escogió inmediatamente a Nicanor, hijo de Patroclo, quien pertenecía al grupo de los primeros amigos del rey, y lo envió al mando de no menos de veinte mil soldados de muchos países, para aniquilar a todos los judíos. Con él envió a Gorgias, general muy experimentado en asuntos de guerra.
10 Nicanor pensaba pagar, con la venta de los judíos que hiciera prisioneros, el tributo de sesenta y seis mil kilos de plata que el rey debía a los romanos.
11 Inmediatamente mandó invitaciones a las ciudades de la costa, para que tomaran parte en la compra de prisioneros judíos, prometiendo vendérselos a razón de tres esclavos por un kilo de plata, sin pensar en el castigo que Dios todopoderoso le enviaría.
12 A Judas le llegó la noticia del avance de Nicanor, e hizo saber a sus hombres que el ejército enemigo estaba cerca.