5 Y cuando los mensajeros regresaron ante el rey, éste les preguntó:—¿Por qué han regresado?
6 Ellos respondieron:—Porque un hombre nos salió al paso y nos dijo que nos volviéramos al rey que nos había mandado, y que le dijéramos: “Así dice el Señor: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que mandes a consultar a Baal-zebub, el dios de Ecrón? Por esto que has hecho, ya no te levantarás de la cama, sino que vas a morir.”
7 El rey les preguntó:—¿Cómo era ese hombre que les salió al encuentro y les dijo esto?
8 —Era un hombre vestido con una capa peluda, y con un cinturón de cuero en la cintura —respondieron ellos.—¡Es Elías, el de Tisbé! —exclamó el rey.
9 Y en seguida envió por él a un capitán con cincuenta soldados. Cuando llegaron, Elías estaba sentado en la cima de un monte. Entonces el capitán le dijo:—¡Profeta, el rey ordena que bajes!
10 Elías respondió:—Si yo soy profeta, que caiga fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta soldados.Al instante cayó fuego del cielo y los consumió.
11 El rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, el cual fue y dijo a Elías:—¡Profeta, el rey ordena que bajes inmediatamente!