11 El rey de Siria estaba muy confuso por ese motivo, así que llamó a sus oficiales y les dijo:—¡Díganme quién de los nuestros está de parte del rey de Israel!
12 Uno de ellos contestó:—Nadie, Majestad. Pero Eliseo, el profeta que está en Israel, le hace saber al rey de Israel todo lo que Su Majestad dice incluso en la intimidad de su dormitorio.
13 Entonces el rey de Siria ordenó:—Averigüen dónde está, para que envíe yo unos hombres a que lo capturen.Cuando le dijeron que estaba en Dotán,
14 envió un destacamento de caballería, y carros de combate, y mucha infantería, que llegaron de noche a Dotán y rodearon la ciudad.
15 A la mañana siguiente se levantó el criado de Eliseo, y al salir vio aquel ejército que rodeaba la ciudad con caballería y carros de combate; entonces fue a decirle a Eliseo:—Y ahora, maestro, ¿qué vamos a hacer?
16 Eliseo le respondió:—No tengas miedo, porque son más los que están con nosotros que los que están con ellos.
17 Y oró Eliseo al Señor, diciendo: «Te ruego, Señor, que abras sus ojos, para que vea.» El Señor abrió entonces los ojos del criado, y éste vio que la montaña estaba llena de caballería y de carros de fuego alrededor de Eliseo.