6 Entonces David ordenó a Joab que mandara traer a Urías el hitita, y así lo hizo Joab.
7 Y cuando Urías se presentó ante David, éste le preguntó cómo estaban Joab y el ejército, y qué noticias había de la guerra.
8 Después le ordenó que se fuera a su casa y se lavara los pies.En cuanto Urías salió del palacio real, el rey le envió comida especial como regalo;
9 pero Urías, en lugar de ir a su casa, pasó la noche a las puertas del palacio, con los soldados de la guardia real.
10 Cuando le contaron a David que Urías no había ido a su casa, David le preguntó:—¿Por qué no fuiste a tu casa, después del viaje que has hecho?
11 Y Urías le respondió:—Tanto el arca sagrada como los soldados de Israel y de Judá tienen como techo simples enramadas; igualmente Joab, mi jefe, y los oficiales de Su Majestad, duermen a campo abierto; ¿y yo habría de entrar en mi casa para comer y beber y acostarme con mi mujer? ¡Por vida de Su Majestad que yo no haré tal cosa!
12 Pero David le ordenó:—Quédate hoy todavía, y mañana dejaré que te vayas.Y así Urías se quedó en Jerusalén hasta el día siguiente.