5-6 Entonces me levantépara abrirle a mi amado.De mis manos y mis dedoscayeron gotitas de mirrasobre el pasador de la puerta.¡Al oírlo hablarsentí que me moría!Abrí la puerta a mi amado,pero él ya no estaba allí.Lo busqué y no lo encontré,lo llamé y no me respondió.