24 [7] Había copas de oro y plata, y estaba expuesto un vaso de rubí que valía noventa millones de siclos. El vino, muy bueno y abundante, era del mismo que bebía el rey.
25 [8] No se había puesto ningún límite a la bebida. Sin embargo, el rey había ordenado a los camareros de palacio que no obligaran a nadie a beber, sino que respetaran la voluntad del rey y la de los invitados.
26 [9] La reina Astin, por su parte, dio también un banquete a las esposas de los invitados en el palacio del rey Artajerjes.
27 [10] El séptimo día del banquete, el rey estaba muy alegre, y ordenó a Amam, Bazán, Tarra, Boraze, Zatolta, Abataza y Taraba, los siete hombres de confianza que estaban a su servicio personal,
28 [11] que llevaran a su presencia a la reina Astin, para que se mostrara luciendo la corona real y para que los jefes y el pueblo pudieran admirar su belleza, pues realmente la reina era muy hermosa.
29 [12] Pero ella se negó a ir con los hombres de confianza del rey. Entonces el rey se puso muy triste, y lleno de ira
30 [13] dijo a sus amigos:—Vean lo que ha respondido Astin. Juzguen ustedes y decidan lo que hay que hacer en este caso.