2 Sólo tú podrás acercarte a mí; los demás no deberán acercarse, ni la gente subirá contigo.
3 Moisés fue y le contó al pueblo todo lo que el Señor había dicho y ordenado, y todos a una voz contestaron:—¡Haremos todo lo que el Señor ha ordenado!
4 Entonces Moisés escribió todo lo que el Señor había dicho, y al día siguiente, muy temprano, se levantó y construyó un altar al pie del monte, y colocó doce piedras sagradas, una por cada tribu de Israel.
5 Luego mandó a unos jóvenes israelitas que mataran toros y los ofrecieran al Señor como holocaustos y sacrificios de reconciliación.
6 Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en unos tazones, y la otra mitad la roció sobre el altar.
7 Después tomó el libro de la alianza y se lo leyó al pueblo, y ellos dijeron:—Pondremos toda nuestra atención en hacer lo que el Señor ha ordenado.
8 Entonces Moisés tomó la sangre y, rociándola sobre la gente, dijo:—Ésta es la sangre que confirma la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, sobre la base de todas estas palabras.