20 Y se los lavarán cuando entren en la tienda del encuentro, y cuando se acerquen al altar para oficiar y presentar al Señor la ofrenda quemada. Así no morirán.
21 Para que no mueran, deberán lavarse las manos y los pies. Ésta será una ley permanente a través de los siglos para Aarón y sus descendientes.»
22 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
23 «Escoge tú mismo las mejores plantas aromáticas: unos seis kilos de la mejor mirra, unos tres kilos de canela y unos tres kilos de caña aromática;
24 unos seis kilos de casia, pesados según el peso oficial del santuario, y tres litros y medio de aceite de oliva.
25 Haz con todo esto el aceite santo de consagrar, de la misma manera que un perfumero prepara sus perfumes. Éste será el aceite santo de consagrar,
26 y deberás derramarlo sobre la tienda del encuentro, el arca de la alianza,