24 Yo les contesté: “El que tenga oro, que lo aparte.” Ellos me dieron el oro, yo lo eché en el fuego, ¡y salió este becerro!
25 Moisés se fijó en que el pueblo estaba desenfrenado y expuesto a las burlas de sus enemigos, pues Aarón no lo había controlado,
26 así que se puso de pie a la entrada del campamento y dijo:—Los que estén de parte del Señor, júntense conmigo.Y todos los levitas se le unieron.
27 Entonces Moisés les dijo:—Así dice el Señor, el Dios de Israel: “Tome cada uno de ustedes la espada, regresen al campamento, y vayan de puerta en puerta, matando cada uno de ustedes a su hermano, amigo o vecino.”
28 Los levitas cumplieron las órdenes de Moisés, y ese día murieron como tres mil hombres.
29 Entonces Moisés dijo:—Hoy reciben ustedes plena autoridad ante el Señor, por haberse opuesto unos a su hijo y otros a su hermano. Así que hoy el Señor los bendice.
30 Al día siguiente, Moisés dijo a la gente:—Ustedes han cometido un gran pecado. Ahora voy a tener que subir a donde está el Señor, a ver si consigo que los perdone.