51 Mire usted, aquí está Rebeca; tómela y váyase. Que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.
52 Cuando el siervo de Abraham oyó esas palabras, se arrodilló delante del Señor hasta tocar el suelo con la frente.
53 Luego sacó varios objetos de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También a su hermano y a su madre les hizo regalos.
54 Después él y sus compañeros comieron y bebieron, y pasaron allí la noche. Al día siguiente, cuando se levantaron, el siervo dijo:—Déjenme regresar a la casa de mi amo.
55 Pero el hermano y la madre de Rebeca le dijeron:—Que se quede la muchacha con nosotros todavía unos diez días, y después podrá irse con usted.
56 Pero el siervo les dijo:—No me detengan más. Dios ha hecho que mi viaje haya salido bien, así que déjenme regresar a la casa de mi amo.
57 Entonces ellos contestaron:—Vamos a llamar a la muchacha, a ver qué dice ella.