22 Pero Dios se acordó de Raquel; oyó su oración y le permitió tener hijos.
23 Cuando tuvo el primero, dijo: «Dios me ha quitado la vergüenza de no tener hijos.
24 Ojalá me permita tener otro.» Por eso lo llamó José.
25 Después que Raquel dio a luz a José, Jacob dijo a Labán:—Déjame regresar a mi propia tierra.
26 Dame mis hijos y mis mujeres, pues por ellas he trabajado contigo, y déjame ir. Tú bien sabes cómo he trabajado para ti.
27 Pero Labán le contestó:—Por favor, quédate conmigo. He sabido por adivinación que el Señor me ha bendecido por medio de ti.
28 Dime cuánto quieres ganar, y te lo pagaré.