8 Aunque José reconoció a sus hermanos, ellos no lo reconocieron a él.
9 Entonces José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo:—Ustedes son espías. Sólo vienen a ver cuáles son los puntos débiles del país.
10 —¡No, señor! —contestaron ellos—. Nosotros sus servidores hemos venido a comprar trigo.
11 Todos nosotros somos hijos del mismo padre. Somos gente honrada. Nunca hemos sido espías.
12 —No es cierto —insistió José—. Ustedes vienen a ver cuáles son los puntos débiles del país.
13 Pero ellos contestaron:—Los servidores de usted somos doce hermanos, hijos del mismo padre, y vivimos en Canaán. Nuestro hermano menor se ha quedado con nuestro padre, y el otro ya no está con nosotros.
14 Sin embargo, José volvió a decirles:—¡Tal como dije! Ustedes son espías,