7 y ellos le contestaron:—¿Por qué nos habla usted de ese modo? ¡Jamás haríamos semejante cosa!
8 Si regresamos desde Canaán a devolver el dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, ¿cómo íbamos a robar plata ni oro de la casa de su amo?
9 ¡Que muera cualquiera de estos servidores suyos al que se le encuentre la copa, y hasta nosotros seremos sus esclavos!
10 Entonces el mayordomo dijo:—Se hará como ustedes dicen, pero sólo el que tenga la copa será mi esclavo; los demás quedarán libres de culpa.
11 Cada uno de ellos bajó rápidamente su costal hasta el suelo, y lo abrió.
12 El mayordomo buscó en cada costal, comenzando por el del hermano mayor hasta el del hermano menor, y encontró la copa en el costal de Benjamín.
13 Entonces ellos rasgaron su ropa en señal de dolor. Después cada uno echó la carga sobre su asno, y regresaron a la ciudad.