5 y al cuarto día por la mañana se levantaron temprano para irse. Pero cuando ya se iban, el padre de la muchacha le dijo a su yerno:—Come aunque sea un pedazo de pan antes de irte, para que tengas fuerza.
6 Y los dos se sentaron juntos a comer y a beber, y el padre de ella le pidió que se quedara y pasara contento una noche más.
7 Y aunque el levita se levantó para irse, su suegro le insistió tanto que se quedó.
8 Al quinto día, el levita se levantó temprano para irse, pero otra vez el padre de la muchacha le rogó que comiera algo antes de salir, para que recobrara las fuerzas; así que comieron juntos hasta que se hizo tarde.
9 Cuando el levita se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro le hizo ver que ya era muy tarde y que el día se estaba yendo, y lo invitó a quedarse otra noche y pasarla contento, y salir al otro día temprano.
10 Pero el levita no quiso quedarse otra noche más, sino que se fue con su concubina y su criado y sus dos asnos ensillados. Cuando tuvieron ante ellos a Jebús, es decir, Jerusalén,
11 el criado le dijo al levita:—¿Qué le parece a usted si pasamos la noche en esa ciudad de jebuseos?