19 Entonces Gedeón gritó:—¡Mis hermanos! ¡Mataron a mis propios hermanos! Tan cierto como que el Señor vive, que si ustedes no los hubieran matado, yo tampoco los mataría a ustedes ahora.
20 En seguida le ordenó a Jéter, su hijo mayor:—¡Levántate y mátalos!Pero Jéter era todavía muy joven, y no se atrevió a sacar su espada.
21 Entonces Zébah y Salmuná le dijeron a Gedeón:—¡Pues mátanos tú! ¡Al hombre se le conoce por su valentía!Gedeón se levantó y los mató, y tomó los adornos que llevaban al cuello los camellos de Zébah y Salmuná.
22 Entonces los israelitas le dijeron:—Ya que tú nos has librado del poder de los madianitas, queremos que tú y tus descendientes nos gobiernen.
23 Pero Gedeón les contestó:—Ni yo ni mi hijo los gobernaremos a ustedes. El Señor será quien los gobierne.
24 Lo que sí quiero es pedirles que me den los anillos que han capturado.Esos anillos de oro los usaban los soldados enemigos, porque eran gente del desierto.
25 Los israelitas, tendiendo una capa en el suelo, echaron en ella los anillos que habían tomado, y le dijeron a Gedeón:—Aquí los tienes.