7 Pero ella le respondía:—¡Cállate y déjame en paz! No me engañes. Mi hijo ha muerto.Diariamente ella se levantaba y miraba atentamente hacia el camino por donde debía venir su hijo, y no le hacía caso a nadie. Al atardecer, entraba y comenzaba a lamentarse, y lloraba toda la noche sin poder dormir.