1 Yo me puse muy triste, y suspiré y lloré; y entre suspiros comencé a orar así:
2 «Tú eres justo, Señor; todo lo que haces es justo. Tú procedes siempre con amor y fidelidad. Tú eres el juez del mundo.
3 Ahora, Señor, acuérdate de mí, vuelve tus ojos hacia mí. No me castigues por mis pecados, por las faltas que yo o mis antepasados hemos cometido sin saberlo. Hemos pecado contra ti,
4 hemos desobedecido a tus mandamientos. Por eso tú nos has entregado al saqueo, al destierro y a la muerte, y en todos los pueblos a donde nos has desterrado has hecho que la gente hable mal de nosotros y nos insulte.
5 Reconozco que todas tus decisiones son justas al castigarme por mis pecados. No hemos cumplido tus órdenes, no hemos sido leales contigo.