2 y se dijo para sus adentros: «Le he pedido a Dios la muerte. ¿Por qué no llamar a mi hijo Tobías y hablarle de esa plata antes que me muera?»
3 Entonces llamó a su hijo Tobías. Cuando éste llegó, le dijo: «Hijo, cuando muera, dame una sepultura decente. Respeta a tu madre. No la abandones ni un solo día de su vida. Dale gusto en lo que quiera y no la contraríes nunca.
4 Acuérdate, hijo mío, de cuántos peligros pasó cuando te llevaba en el seno. Cuando ella muera, entiérrala junto a mí, en la misma sepultura.
5 Y acuérdate del Señor durante toda tu vida. No peques voluntariamente ni dejes de cumplir sus mandamientos. Procede con honradez todos los días de tu vida y no sigas el camino del mal.
6 Si procedes con sinceridad, tendrás éxito en todo lo que emprendas.
7 Así sucederá también a todos los que viven honradamente.»Da limosna de lo que tengas. Y cuando des limosna, no seas tacaño. Cuando veas a un pobre, no le niegues tu ayuda. Así Dios tampoco te negará la suya.
8 Da limosna según tus posibilidades. Si tienes mucho, da mucho; si tienes poco, no te dé miedo dar limosna de ese poco.