2 El muchacho bajó al río a lavarse los pies. Entonces un pez enorme saltó del agua y amenazaba con comerle el pie al muchacho. Éste dio un grito.
3 Pero el ángel le dijo:—¡Agarra el pescado, no lo sueltes!El muchacho agarró el pescado y lo sacó a la orilla.
4 El ángel le dijo:—Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos. Son un remedio muy útil. Los intestinos, tíralos.
5 El muchacho abrió el pescado y separó la hiel, el corazón y el hígado. Luego puso a asar un poco de pescado y se lo comió. El resto lo saló y lo guardó.
6 Y siguieron juntos el viaje hasta que llegaron cerca de Media.
7 Entonces el muchacho preguntó al ángel:—Amigo Azarías, ¿para qué sirven de remedio la hiel, el corazón y el hígado del pescado?
8 Él contestó:—Cuando una persona es atacada por un demonio o espíritu malo, si se queman delante de esa persona el corazón y el hígado del pescado, cesa el ataque y no se repite jamás.