15 Entonces Ragüel alabó al Dios del cielo, diciendo: «¡Alabado seas, oh Dios, con toda alabanza pura! ¡Alabado seas por todos los siglos!
16 Alabado seas porque me has llenado de alegría, y no sucedió lo que yo temía, sino que nos trataste de acuerdo con tu inmensa bondad.
17 Alabado seas porque tuviste compasión de estos dos hijos únicos. Ten misericordia de ellos, Señor, y protégelos. Concédeles hasta el fin una vida llena de felicidad y de tus favores.»
18 Entonces mandó a los criados que volvieran a llenar la fosa antes que amaneciera.
19 Ragüel pidió a su mujer que preparara comida abundante. Fue al establo y trajo dos novillos y cuatro carneros, y los mandó matar, y comenzaron los preparativos.
20 Luego llamó a Tobías, y le dijo: «Te vas a tener que quedar dos semanas, sin moverte de aquí. Comerás y beberás en mi casa. Alegrarás el corazón de mi hija, que ha tenido que sufrir tanto.
21 Después podrás tomar la mitad de lo que yo tengo, e irte en paz a casa de tu padre. Y cuando yo y mi esposa muramos, también la otra mitad será para ustedes dos. Ten confianza, hijo. Yo soy ahora tu padre y Edna es tu madre. Desde ahora y para siempre somos tuyos y de tu esposa. ¡Ten confianza, hijo!»