1 Hermanos, quiero que ustedes sepan algo respecto a los dones espirituales.
2 Ustedes saben que cuando todavía no eran creyentes se dejaban arrastrar ciegamente tras los ídolos mudos.
3 Por eso, ahora quiero que sepan que nadie puede decir: «¡Maldito sea Jesús!», si está hablando por el poder del Espíritu de Dios. Y tampoco puede decir nadie: «¡Jesús es Señor!», si no está hablando por el poder del Espíritu Santo.
4 Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu.