25 Por eso, de común acuerdo, nos ha parecido bien nombrar a algunos de entre nosotros para que vayan a verlos a ustedes junto con nuestros muy queridos hermanos Bernabé y Pablo,
26 quienes han puesto sus vidas en peligro por la causa de nuestro Señor Jesucristo.
27 Así que les enviamos a Judas y a Silas: ellos hablarán personalmente con ustedes para explicarles todo esto.
28 Pues ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponer sobre ustedes ninguna carga aparte de estas cosas necesarias:
29 que no coman carne de animales ofrecidos en sacrificio a los ídolos, que no coman sangre ni carne de animales estrangulados y que eviten los matrimonios prohibidos. Si se guardan de estas cosas, actuarán correctamente. Saludos.»
30 Así que ellos, después de despedirse, se dirigieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación le entregaron la carta.
31 Cuando los hermanos la leyeron, se alegraron mucho por el consuelo que les daba.