35 El secretario de la ciudad, cuando pudo calmar a la gente, dijo: «Ciudadanos de Éfeso, todo el mundo sabe que esta ciudad está encargada de cuidar el templo de la gran diosa Artemisa y de la imagen de ella que cayó del cielo.
36 Como nadie puede negar esto, cálmense ustedes y no hagan nada sin pensarlo bien.
37 Porque estos hombres que ustedes han traído no han profanado el templo ni han hablado mal de nuestra diosa.
38 Si Demetrio y los que trabajan con él tienen alguna queja contra alguien, ahí están los jueces y los juzgados; que reclamen ante las autoridades y que cada uno defienda su derecho.
39 Y si ustedes piden alguna otra cosa, deberá tratarse en una reunión legal.
40 Con lo que hoy ha pasado corremos peligro de que nos acusen de agitadores, pues no hay ninguna razón que podamos dar, si nos preguntan por la causa de este alboroto.» Dicho esto, despidió a la gente.