33 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que desde hacía ocho años estaba en cama, paralítico.
34 Pedro le dijo:—Eneas, Jesucristo te sana. Levántate y arregla tu cama.Eneas se levantó al momento.
35 Y todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron levantarse, y se convirtieron al Señor.
36 Por aquel tiempo había en la ciudad de Jope una creyente llamada Tabitá, que en griego significa Dorcas. Esta mujer pasaba su vida haciendo el bien y ayudando a los necesitados.
37 Por aquellos días, Dorcas enfermó y murió. Su cuerpo, después de haber sido lavado, fue puesto en un cuarto del piso alto.
38 Jope estaba cerca de Lida, donde Pedro se encontraba; y como los creyentes supieron que estaba allí, mandaron dos hombres a decirle: «Venga usted a Jope sin demora.»
39 Y Pedro se fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron al cuarto donde estaba el cuerpo; y todas las viudas, llorando, rodearon a Pedro y le mostraron los vestidos y túnicas que Dorcas había hecho cuando aún vivía.