5 Aunque ustedes ya lo saben, quiero recordarles que el Señor, después que sacó de Egipto al pueblo de Israel, destruyó a los que no creyeron.
6 Y a los ángeles que no conservaron su debido puesto, sino que dejaron su propio hogar, Dios los retiene en prisiones oscuras y eternas para el gran día del juicio.
7 Lo mismo que esos ángeles, también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas se entregaron a la prostitución, y se dejaron llevar por vicios contra la naturaleza. Por eso sufrieron el castigo del fuego eterno y quedaron como advertencia para todos.
8 A pesar de ello, también esos hombres, viviendo en sueños, contaminan su cuerpo, rechazan la autoridad del Señor e insultan a los poderes superiores.
9 El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente le dijo: «¡Que el Señor te reprenda!»
10 Pero esos hombres hablan mal de las cosas que no conocen; y en cuanto a las que conocen por instinto, como las conocen los animales sin entendimiento, las usan para su propia condenación.
11 ¡Ay de ellos!, porque han seguido el ejemplo de Caín. Por ganar dinero se han desviado, como Balaam, y como Coré, mueren por su rebeldía.