27 Luego le dijo al discípulo:—Ahí tienes a tu madre.Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa.
28 Después de esto, como Jesús sabía que ya todo se había cumplido, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:—Tengo sed.
29 Había allí un jarro lleno de vino agrio. Empaparon una esponja en el vino, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
30 Jesús bebió el vino agrio, y dijo:—Todo está cumplido.Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
31 Era el día antes de la Pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que ordenara quebrar las piernas a los crucificados y que quitaran de allí los cuerpos.
32 Los soldados fueron entonces y le quebraron las piernas al primero, y también al otro que estaba crucificado junto a Jesús.
33 Pero al acercarse a Jesús, vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas.