9 —Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es esto para tanta gente?
10 Jesús respondió:—Díganles a todos que se sienten.Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil hombres.
11 Jesús tomó en sus manos los panes y, después de dar gracias a Dios, los repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los pescados, dándoles todo lo que querían.
12 Cuando ya estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:—Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicie nada.
13 Ellos los recogieron, y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada.
14 La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús, decía:—De veras éste es el profeta que había de venir al mundo.
15 Pero como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerlo rey, se retiró otra vez a lo alto del cerro, para estar solo.