37 diciéndole:—¡Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!
38 Y había un letrero sobre su cabeza, que decía: «Éste es el Rey de los judíos.»
39 Uno de los criminales que estaban colgados, lo insultaba:—¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros!
40 Pero el otro reprendió a su compañero, diciéndole:—¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo?
41 Nosotros estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo.
42 Luego añadió:—Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.
43 Jesús le contestó:—Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.