28 Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante.
29 Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo:—Quédate con nosotros, porque ya es tarde. Se está haciendo de noche.Jesús entró, pues, para quedarse con ellos.
30 Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio.
31 En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció.
32 Y se dijeron el uno al otro:—¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
33 Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros,
34 que les dijeron:—De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.