1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes para perfumar el cuerpo de Jesús.
2 Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol,
3 diciéndose unas a otras:—¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?
4 Pero, al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su lugar. Esta piedra era muy grande.
5 Cuando entraron en el sepulcro vieron, sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron,
6 pero él les dijo:—No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.