23 Y le juró una y otra vez que le daría cualquier cosa que pidiera, aunque fuera la mitad del país que él gobernaba.
24 Ella salió, y le preguntó a su madre:—¿Qué pediré?Le contestó:—Pídele la cabeza de Juan el Bautista.
25 La muchacha entró de prisa donde estaba el rey, y le dijo:—Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
26 El rey se puso muy triste; pero como había hecho un juramento en presencia de sus invitados, no quiso negarle lo que le pedía.
27 Así que mandó en seguida a un soldado con la orden de llevarle la cabeza de Juan. Fue el soldado a la cárcel, le cortó la cabeza a Juan
28 y se la llevó en un plato. Se la dio a la muchacha, y ella se la entregó a su madre.
29 Cuando los seguidores de Juan lo supieron, recogieron el cuerpo y se lo llevaron a enterrar.