7 Llamó a los doce discípulos, y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros.
8 Les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino solamente un bastón. No debían llevar pan ni provisiones ni dinero.
9 Podían ponerse sandalias, pero no llevar ropa de repuesto.
10 Les dijo:—Cuando entren ustedes en una casa, quédense allí hasta que se vayan del lugar.
11 Y si en algún lugar no los reciben ni los quieren oír, salgan de allí y sacúdanse el polvo de los pies, para que les sirva a ellos de advertencia.
12 Entonces salieron los discípulos a decirle a la gente que se volviera a Dios.
13 También expulsaron muchos demonios, y curaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.