46 cuando encontró una de mucho valor, fue y vendió todo lo que tenía, y compró esa perla.
47 »Sucede también con el reino de los cielos como con la red que se echa al mar y recoge toda clase de pescado.
48 Cuando la red se llena, los pescadores la sacan a la playa, donde se sientan a escoger el pescado; guardan el bueno en canastas y tiran el malo.
49 Así también sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles para separar a los malos de los buenos,
50 y echarán a los malos en el horno de fuego. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.»
51 Jesús preguntó:—¿Entienden ustedes todo esto?—Sí —contestaron ellos.
52 Entonces Jesús les dijo:—Cuando un maestro de la ley se instruye acerca del reino de los cielos, se parece al dueño de una casa, que de lo que tiene guardado sabe sacar cosas nuevas y cosas viejas.