29 El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.”
30 Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
31 Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido.
32 Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: “¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste.
33 Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.”
34 Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía.
35 Jesús añadió:—Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.