16 Así que mandaron a algunos de sus partidarios, junto con otros del partido de Herodes, a decirle:—Maestro, sabemos que tú dices la verdad, y que enseñas de veras el camino de Dios, sin dejarte llevar por lo que diga la gente, porque no hablas para darles gusto.
17 Danos, pues, tu opinión: ¿Está bien que paguemos impuestos al emperador romano, o no?
18 Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo:—Hipócritas, ¿por qué me tienden trampas?
19 Enséñenme la moneda con que se paga el impuesto.Le trajeron un denario,
20 y Jesús les preguntó:—¿De quién es ésta cara y el nombre que aquí está escrito?
21 Le contestaron:—Del emperador.Jesús les dijo entonces:—Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
22 Cuando oyeron esto, se quedaron admirados; y dejándolo, se fueron.