60 pero no la encontraron, a pesar de que muchas personas se presentaron y lo acusaron falsamente. Por fin se presentaron dos más,
61 que afirmaron:—Este hombre dijo: “Yo puedo destruir el templo de Dios y volver a levantarlo en tres días.”
62 Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús:—¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están diciendo contra ti?
63 Pero Jesús se quedó callado. El sumo sacerdote le dijo:—En el nombre del Dios viviente te ordeno que digas la verdad. Dinos si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
64 Jesús le contestó:—Tú lo has dicho. Y yo les digo también que ustedes van a ver al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas en señal de indignación, y dijo:—¡Las palabras de este hombre son una ofensa contra Dios! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Ustedes han oído sus palabras ofensivas;
66 ¿qué les parece?Ellos contestaron:—Es culpable, y debe morir.