8 Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor,
9 y no presuman diciéndose a sí mismos: “Nosotros somos descendientes de Abraham”; porque les aseguro que incluso a estas piedras Dios puede convertirlas en descendientes de Abraham.
10 El hacha ya está lista para cortar los árboles de raíz. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego.
11 Yo, en verdad, los bautizo con agua para invitarlos a que se vuelvan a Dios; pero el que viene después de mí los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle sus sandalias.
12 Trae su pala en la mano y limpiará el trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.»
13 Jesús fue de Galilea al río Jordán, donde estaba Juan, para que éste lo bautizara.
14 Al principio Juan quería impedírselo, y le dijo:—Yo debería ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?