8 Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abre.
9 »¿Acaso alguno de ustedes sería capaz de darle a su hijo una piedra cuando le pide pan?
10 ¿O de darle una culebra cuando le pide un pescado?
11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a quienes se las pidan!
12 »Así pues, hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes; porque en eso se resumen la ley y los profetas.
13 »Entren por la puerta angosta. Porque la puerta y el camino que llevan a la perdición son anchos y espaciosos, y muchos entran por ellos;
14 pero la puerta y el camino que llevan a la vida son angostos y difíciles, y pocos los encuentran.