15 Supongamos que a un hermano o a una hermana les falta la ropa y la comida necesarias para el día;
16 si uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman todo lo que quieran», pero no les da lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve?
17 Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta.
18 Uno podrá decir: «Tú tienes fe, y yo tengo hechos. Muéstrame tu fe sin hechos; yo, en cambio, te mostraré mi fe con mis hechos.»
19 Tú crees que hay un solo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo.
20 No seas tonto, y reconoce que si la fe que uno tiene no va acompañada de hechos, es una fe inútil.
21 Dios aceptó como justo a Abraham, nuestro antepasado, por lo que él hizo cuando ofreció en sacrificio a su hijo Isaac.