11 Ahora, hijo mío, que el Señor esté contigo para que logres construir el templo del Señor tu Dios conforme a lo que ha prometido que tú harías.
12 Que el Señor te dé inteligencia y sabiduría, para que cuando él te encargue el gobierno de Israel, cumplas la ley del Señor tu Dios.
13 Todo te saldrá bien, si procuras cumplir las leyes y disposiciones que el Señor ordenó a Moisés para Israel. ¡Ten valor y firmeza; no te desanimes ni tengas miedo!
14 Mira, con muchos esfuerzos he podido yo preparar para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata y una cantidad tan grande de bronce y hierro que no se puede pesar. También he preparado madera y piedra, a la que tú debes añadir más.
15-16 Además tienes a tu disposición muchos obreros, canteros, albañiles y carpinteros, e innumerables especialistas de todo tipo y clase de trabajos en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡manos a la obra y que el Señor te ayude!”
17 Luego, David ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón, diciéndoles:
18 “El Señor vuestro Dios ha estado con vosotros y os ha dado paz por todas partes, pues él ha puesto bajo mi poder a todos los habitantes del país, y este ha quedado sometido al Señor y a su pueblo.