8 Pero el Señor me ha dicho: ‘He visto que tú has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras; por eso no eres tú quien va a construirme un templo.
9 Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico. Además yo haré que sus enemigos de alrededor le dejen en paz. Por eso se llamará Salomón. En su tiempo concederé paz y tranquilidad a Israel.
10 Él me construirá un templo. Él será un hijo para mí y yo seré un padre para él, y afirmaré su reino en Israel para siempre.’
11 Ahora, hijo mío, que el Señor esté contigo para que logres construir el templo del Señor tu Dios conforme a lo que ha prometido que tú harías.
12 Que el Señor te dé inteligencia y sabiduría, para que cuando él te encargue el gobierno de Israel, cumplas la ley del Señor tu Dios.
13 Todo te saldrá bien, si procuras cumplir las leyes y disposiciones que el Señor ordenó a Moisés para Israel. ¡Ten valor y firmeza; no te desanimes ni tengas miedo!
14 Mira, con muchos esfuerzos he podido yo preparar para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata y una cantidad tan grande de bronce y hierro que no se puede pesar. También he preparado madera y piedra, a la que tú debes añadir más.