14 salió tras el profeta de Judá. Lo encontró sentado debajo de una encina, y le preguntó:–¿Eres tú el profeta que ha venido de Judá?–Yo soy –le respondió.
15 –Ven a mi casa, a comer pan conmigo –dijo el profeta anciano.
16 Pero el profeta de Judá le contestó:–No puedo acompañarte, ni entrar en tu casa, ni comer pan ni beber agua contigo en este lugar,
17 porque el Señor me ha ordenado claramente: “No comas pan ni bebas agua aquí, ni regreses por el mismo camino por el que te fuiste.”
18 Pero el anciano insistió:–Yo también soy profeta, lo mismo que tú, y un ángel de parte del Señor me ha ordenado que te lleve a mi casa y te dé de comer y de beber.Aunque el anciano le mentía,
19 el profeta de Judá se fue con él, y comió y bebió en su casa.
20 Estando ellos sentados a la mesa, el Señor habló al profeta anciano que había hecho volver al profeta de Judá,