1 Ben-hadad, rey de Siria, reunió a todo su ejército y a treinta y dos reyes aliados con su caballería y sus carros de combate, y fue a la ciudad de Samaria, la rodeó y la atacó.
2-3 Al mismo tiempo envió mensajeros a esta ciudad para que dijeran a Ahab, rey de Israel: “Ben-hadad dice: ‘Tus riquezas me pertenecen, lo mismo que tus mujeres y tus mejores hijos.’ ”
4 El rey de Israel contestó: “Tal como Su Majestad ha dicho, yo y todo lo que tengo es suyo.”
5 Los mensajeros fueron una vez más a ver a Ahab, y le dijeron: “Ben-hadad dice: ‘Ya te he mandado a decir que tienes que darme tus riquezas, tus mujeres y tus hijos.
6 Además, mañana a estas horas enviaré a mis oficiales a que registren tu palacio y las casas de tus funcionarios, y todo lo que les guste lo tomarán para sí.’ ”
7 Entonces el rey de Israel mandó a llamar a todos los ancianos del país, y les dijo:–Como podréis daros cuenta, este hombre está buscando hacerme daño, a pesar de no haberme negado a entregarle mis mujeres, mis hijos y mis riquezas.
8 –Pues no le escuches ni le hagas caso –respondieron los ancianos y toda la gente.