7 y le dijo al sacerdote Abiatar, hijo de Ahimélec:–Por favor, tráeme el efod.En cuanto Abiatar llevó el efod a David,
8 este consultó al Señor. Le preguntó:–¿Debo perseguir a esa banda de ladrones? ¿Podré alcanzarla?El Señor le contestó:–Persíguela, pues la alcanzarás y rescatarás a los prisioneros.
9 Inmediatamente David se puso en camino con los seiscientos hombres que le acompañaban, y llegaron al arroyo de Besor. Allí se quedaron
10 doscientos hombres que estaban muy cansados para cruzar el arroyo, y con los otros cuatrocientos continuó David la persecución.
11 Más tarde encontraron en el llano a un egipcio, y lo llevaron ante David, aunque antes tuvieron que darle de comer y beber:
12 le dieron una rebanada de torta de higos y dos tortas de uvas pasas. Después de comer, el egipcio se sintió reanimado, pues hacía tres días y tres noches que no comía ni bebía.
13 Entonces David le preguntó:–¿Quién es tu amo? ¿De dónde vienes?El egipcio le respondió:–Soy egipcio, criado de un amalecita, pero hace tres días mi amo me abandonó porque caí enfermo,